La Orden del temple - Caballeros Templarios
La Orden del Temple
Primera Cruzada
Primera Cruzada

La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón

La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón (en latín: Pauperes Commilitones Christi Templique Salomonici), también llamada la Orden del Temple (en francés: Ordre du Temple), cuyos miembros son conocidos como caballeros templarios (en francés: templiers), fue la primera y una de las más poderosas órdenes militares cristianas de la Edad Media. Fue fundada en 1118 o 1119 por nueve caballeros franceses liderados por Hugo de Payns tras la Primera Cruzada. Se mantuvo activa durante algo menos de dos siglos.

Su propósito original era proteger las vidas de los cristianos que peregrinaban a Jerusalén tras su conquista. La orden fue reconocida por el patriarca latino de Jerusalén Garmond de Picquigny, que le impuso como regla la de los canónigos agustinos del Santo Sepulcro.

Bernardo de Claraval

Bernardo de Clairvaux (Claraval) fue un monje cisterciense francés y Abad de Monasterio de Claraval. Con él, la Orden del Císter se expandió por toda Europa y personalmente pasó a ocupar el primer plano de la influencia religiosa. Participó en los principales conflictos doctrinales de su época y se implicó en los asuntos importantes de la Iglesia Católica.

Es una personalidad esencial en la historia de la Iglesia y la más notable del siglo XII, llegando incluso a ser el principal impulsor de la naciente Orden Templaria y un apasionado predicador de la Segunda Cruzada. Ejerció una gran influencia en la vida política y religiosa de Europa en el siglo XII.

En 1099 los cruzados habían logrado la conquista de Jerusalén culminando la expedición militar de la primera Cruzada impulsada por el papa Urbano II

La situación de las milicias cristianas en Oriente no era nada confortable y el reino de Jerusalén recién fundado para gestionar ese territorio era inseguro y expuesto a las incursiones de los infieles. 

San Bernardo de Claraval y los Caballeros Templarios
San Bernardo de Claraval y los Caballeros Templarios
Hugo de Payens
Hugo de Payens

Origen de la Orden del Temple 

Fue en este contexto que el 1104 llegó a Jerusalén, en su primer viaje a Tierra Santa, Hugo de Payns (1070-1139). Para hacer frente a la situación que vivían los cristianos en la ciudad ya se había fundado anteriormente la orden de San Juan del Hospital de Jerusalén en aquel momento con carácter eminentemente asistencial. 

El 1120 unos caballeros reunidos en torno a la figura Hugo de Payns tomaron la decisión de fundar una milicia encargada de defender los Santos Lugares y proteger a los peregrinos, se trataba de una organización sometida a votos de tipo monástico, al tiempo que se dedicaba al servicio de las armas, una militia Christi.

No existe una biografía temprana de Hugo de Payns, ni los escritores posteriores citan dicha biografía. Ninguna de las fuentes en su carrera posterior da detalles de sus primeros años de vida. La información es, por lo tanto, escasa e incierta. Las afirmaciones hechas dependen en parte de documentos que pueden no referirse al mismo individuo y de historias escritas décadas o incluso siglos después de su muerte 

Esto obliga a acudir al terreno de las leyendas, donde una de ellas está relacionada con lo que hoy es Cataluña.

¿Hugues de Pinós? El posible origen hispano del fundador del Temple.

¿Podría ser que el primer Templario fuese hispano?

Hugues de Bagá y Pinós, son muchos los historiadores que aceptan el origen catalán del fundador de la orden del temple. Esto se debe por un documento que se conserva en el AHN (Archivo Histórico Nacional) fechado en el siglo XVII en el cual se afirma que Hugo era oriundo de Bagá y procedía de la familia de Pinós.

Los Pinós fue una de las familias catalanas más importantes y cuentan con una amplia documentación que puede ser investigada y estudiada. Según el historiador Justo Navarro, quién tuvo el privilegio de estudiar directamente las fuentes del AHN, firme defensor de esta teoría, la posibilidad de que Hugo sea hispano y catalán es altísima.

Apoya su teoría basándose en el posible error en la evolución del gentilicio Payns, afirmando que dicho gentilicio no se encuentra de tal forma hasta el siglo XVII y que las formas Payens, Paganis, Paenz, Payens, entre otras, son las más tardías. Concluye pues Justo Navarro que (cito directamente del autor) 

Relación Directa entre la Familia Pinós y la Orden del Temple.
 
     Esta relación la podemos encontrar en las distintas donaciones que la familia Pinós realizó a la Orden, entre ellas:
   –        En 1154 donaron una Casa que poseían en Lleida.
   –        En 1170 donaron los Montes de Sitjá acompañándole las tierras entre Bagá, Saldes, Tuixent, Sant Llorenc de Morunys, Montaña Peguera y Vallcebre.
   –        Una de las condiciones para ingresar en la Orden del Temple, debemos recordar que era entregar un caballo y las armas que pertenecieran al caballero, en esta ocasión Arnau de Pinós lo hace entregando su corcel y armas en 1179.
 
     •    Manuscrito al Conde de Guimerá.
 
     Encontrado por Rafael Alarcón Herrera en la Biblioteca Nacional de Madrid, se trata de un manuscrito fechado  en el año 1662, que dice:
     “Declaración de la inscripción griega de la cruz de San Esteban de Bagá, cabeza de las Baronías de Pinós, guión de la Armada que tomó Tierra Santa, año de 1110. Don Hugo de Bagá, Primer Maestre del Temple”.
 
     En él cuenta a modo de resumen, que durante la Primera Cruzada, en el contingente catalán que seguía a Godofredo de Bouillón, se encontraban los hermanos Galcerán y Hugo de Pinós, hijos del almirante de Catalunya y doña Berenguela de Montcada.
     La constitución de una cofradía formada por caballeros para la protección de los peregrinos, los cuales serían alojados en el Templo de Salomón, tomando el nombre de Caballeros del Templo.
     Su Primer Maestre sería Hugo de Pinós, noble catalán, cambiando su nombre por su tierra natal, Bagá.
 
  • Mención al Lignum Crucis de Bagá.
     Hablo de esta reliquia porque está relacionada con la familia Pinós-Bagá, y mantiene mucha semejanza con las leyendas y simbología templaria: Cruzados, Tierra Santa, cautiverio, dualidad, milagro… Cuando lo leamos, entenderéis el significado de estas palabras …
Lignum Crucis de Bagá.
Lignum Crucis de Bagá.
La llegada de este Lignum Crucis a Bagá cuenta dos versiones:
 
     – La primera hace referencia a los hermanos Galcerán  y Hugo de Pinós, estos caballeros catalanes unidos a otros tantos, fundan una cofradía en Palestina dedicada a la defensa y asistencia de los peregrinos. Como agradecimiento a tal labor, el Patriarca les regala el Lignum Crucis; pasado un tiempo, uno de estos caballeros, mas concretamente Galcerán decide volver a Bagá con la familia, quedándose su hermano  en Tierra Santa, sería Galcerán quien portará la reliquia hasta la Península.
 
 – La segunda versión o más bien variante, tiene como protagonista al mismo Galcerán de Pinós, quien acudiría a combatir durante la conquista de Almería en 1147, cayendo prisionero y encarcelado, a la espera de la llegada de la recompensa pedida para su liberación, se encomiendan al Lignum Crucis, que milagrosamente libera al prisionero (en otros textos quienes obran el milagro son San Esteban y San Dionisio), digo milagrosamente porque el cautivo se encontraría las puertas de la prisión abierta, así como libre todo el camino de vuelta a casa. Cuando llegó a Bagá, arrastraba sus cadenas de cautivo, dichas cadenas se mantuvieron en la Iglesia de Bagá, desapareciendo en 1936.
 
Como podemos observar, tanto en una versión como en otra, la familia Pinós es la propietaria del Lignum Crucis, existe una conexión entre los Pinós, la reliquia y los templarios, existe documentación en la que aparecen muchas donaciones de propiedades por parte de la familia al Temple desde casi sus comienzos, se baraja que era tal la relación existente, que antes de la disolución de la Orden, entregaran el Lignum Crucis que se custodiaba en la Encomienda de Vic a la propia familia.
 
Artículo Los Pinós y la Caballería del temple
Artículo Los Pinós y la Caballería del Temple - Click para ver ...
Vera Cruz de Bagá (Lignum Crucis)
Vera Cruz de Bagá (Lignum Crucis)

En un extracto del libro Un viaje por la historia de los templarios en España de Xavier Musquera lo encontramos bien explicado:

  • […] Debemos al investigador Rafael Alarcón Herrera el haber desempolvado de la Biblioteca Nacional de Madrid un manuscrito, con número 7377, que contiene la genealogía de la familia Pinós de Bagà y de los señores de las baronías que llevan sus nombre. El manuscrito fue redactado por un erudito catalán en el año de 1662, está dirigido al Conde de Guimerá y lleva el título: “Declaración de la inscripción griega de la cruz de San Esteban de Bagà, cabeza de las Baronías de Pinós, guión de la Armada que tomó Tierra Santa, año 1110. Don Hugo de Bagà, primer Maestre del Temple”. […]
  • […] El documento continua su relato asegurando que tan sólo un año después, hacia 1100, algunos caballeros acordaron constituir una cofradía que se pusiera al servicio y custodia de los peregrinos. Se alojaron en unas humildes estancias del Templo de Salomón y tomaron el nombre de Caballeros del Templo. El noble catalán fue nombrado primer maestre de la nueva Orden y adoptó el nombre de su tierra natal, Bagà, con lo que pasó a ser Hugo de Bagà, latinizado como Baganus. […]

Según indica Ernesto Milá en su libro Guía de la Barcelona mágica – “En la calle Montcada se conserva todavía el palacio de la familia Pinós, de la que habría salido Hugo de Bagà, el cual, por sucesivas deformaciones y corrupciones de sus apellido, habría terminado siendo el caballero francés Hugues de Payns, considerado fundador de la Orden”.

Documento de Hugo de Bagá como Primer Caballero Templario
Documento de Hugo de Bagá como Primer Caballero Templario
Documento de Hugo de Bagá como Primer Caballero Templario
Documento de Hugo de Bagá como Primer Caballero Templario
Hugo de Payns
Hugo de Payns

Expansión de la Orden del Temple

Aprobada oficialmente por la Iglesia católica en 1129, durante el Concilio de Troyes, la Orden del Temple creció rápidamente en tamaño y poder. Los caballeros templarios tenían como distintivo un manto blanco con una cruz paté roja dibujada en él. Militarmente, sus miembros se encontraban entre las unidades mejor entrenadas que participaron en las Cruzadas.

Los miembros no combatientes de la orden gestionaron una compleja estructura económica dentro del mundo cristiano. Crearon, incluso, nuevas técnicas financieras que constituyen una forma primitiva del moderno banco. La orden, además, edificó una serie de fortificaciones por todo el mar Mediterráneo y Tierra Santa.

La estructura de la Orden era muy compleja: caballeros (guerreros), sacerdotes (o “legos”), escuderos, sirvientes, arqueros, capellanes y auxiliares formaban sus capas más bajas en la escala social, mientras que la jerarquía estaba compuesta por un Gran Maestre, un senescal,  un mariscal y comendadores, tanto territoriales (capitulares) como provinciales (preceptores).

Los caballeros templarios hacían voto de castidad y de pobreza, eligieron como símbolo del Temple un caballo montado por dos jinetes, haciendo alusión a que eran tan económicamente pobres que se veían obligados a compartir una montura.

La orden también consiguió un amplio número de privilegios, seguramente el más importante fue el otorgado por Inocencio II en 1139 por el que el Temple disfrutó de independencia respecto las autoridades eclesiásticas diocesanas y sólo quedaba sometido al papa.

 
Inicios de la Orden del Temple
Inicios de la Orden del Temple
Ordo Templatorum
Ordo Templatorum

La influencia económica de la orden se fue extendiendo y finalmente tuvo un peso considerable.

Los Templarios fueron visionaros en muchos aspectos, uno de ellos era la gestión del dinero. Conforme los Templarios iban siendo requeridos por reyes, nobles y comerciantes, sus ganancias crecían de manera exponencial. Las joyas y el oro no eran complicados de almacenar, pero con el tiempo el pago se les hacía con tierras, castillos e incluso pueblos. La gestión de esos recursos se comenzó a organizar en “encomiendas”.

Cuando una de estas donaciones era villas o propiedades, las personas que trabajaban en ellas pasaban a ser también propiedad de la orden del Temple. En caso de estar muy alejadas o deshabitadas, las propiedades eran arrendadas para sacar dinero de ellas.

Las encomiendas era pequeños poblados, autosuficientes e independientes dentro de las ciudades. Éstos estaban amurallados, normalmente de forma cuadrangular. En ellos solían encontrarse un monasterio, donde vivían el comendador y los caballeros, una casa de artesanías, la granja para los criados y trabajadores como pastores, ganaderos o agricultores y un albergue. Cada encomienda podía llegar a administrar 10 casas, molinos, aldeas, campos y granjas.

Ya que el objetivo principal de la orden era proteger al peregrino, las encomiendas se situaban siempre que fuera posible en el borde de caminos y vías comerciales. Además, se intentaba tener varias encomiendas a lo largo de las principales rutas de peregrinaje para que los peregrinos pudieran ir de una a otra en su ruta diaria.

Para poder mantener estas encomiendas y las tropas desplegadas, las encomiendas se convirtieron en puntos comerciales, donde vendían recursos agrícolas y ganaderos para los que quisieran. Llegaron a desarrollar la ley de la oferta y la demanda. Guardaban cereales en silos y cuando la cosecha era mala un año, vendían todo lo almacenado.

Un priorato es una agrupación de monjes​ o monjas, que conviven en una residencia, y que están bajo la autoridad de un prior o priora.

En la Edad Media se refería a un establecimiento monástico, generalmente poco importante, que estaba bajo la dependencia de una abadía. Los monjes estaban destinados allí provisionalmente por la casa madre y se encargaban de gestionar y enviar las rentas a su abadía. A su vez, los prioratos disponían de iglesias que eran construidas y mantenidas por la abadía madre.

No obstante, cuando un priorato alcanzaba una cierta autonomía, tanto de personal (por el número de monjes y novicios), como económico, el priorato podía ser elevado a abadía. La iglesia se hacía entonces iglesia abacial y en lugar de un prior, la comunidad de monjes nombraba un abad.

En la Edad Media, los habitantes de la comarca, de un priorato, debían pagar impuestos a estos, por instalar un hogar para la familia, los tenderos en los días de feria también debían pagar un arancel y los habitantes tenían prohibido tener un molino propio por lo que debían usar el molino del priorato y también pagar impuestos. La ley los obligaba a esto y podían ser penados desde una multa económica hasta la horca.

El número de monjes de un priorato era muy variable según la época y los lugares donde se establecieron, desde un único monje que desempeñaba las funciones de vicario o representante del prior, hasta una verdadera comunidad monástica importante que, con rango de abadía, podía a su vez disponer de otros prioratos dependientes.

El fin de la Orden del Temple

Felipe IV el Hermoso
Felipe IV el Hermoso
Papa Clemente V
Papa Clemente V

Jaques de Molay 

En 1307, el rey de Francia Felipe IV, llamado “el Hermoso”, que se encontraba lleno de deudas con la Orden,  decidió pedir un préstamo a la orden para iniciar una nueva cruzada, la séptima. El préstamo fue denegado.

Además, al rey no le había gustado que el Temple hubiese rechazado unirse con la orden del Hospital. Por ello, y cegado por la envidia, decidió urdir un plan para acabar con la Orden del Temple. Así, podría hacerse con todos los bienes y riquezas de la orden y  solventar las deudas que tenía el reino.

Por medio de espías, comenzó a difamar información sobre los miembros de la orden, achacando que pecaban de orgullo y vicio. Estas difamaciones llegaron al Papa en persona, que en aquellos tiempos era  Clemente V, quién mandó que se llevase a cabo una investigación para averiguar la verdad de tales rumores.

El gran maestre del Temple, Jacques de Molay, llegó a Francia para reclutar soldados en aquellas fechas y al descubrir las acusaciones, decidió ir a hablar con el Papa para defenderse de aquellas acusaciones que, afirmaba, eran falsas.

Jaques de Molay

El rey de Francia, Felipe IV, decidió actuar con rapidez. y al finalizar el funeral por la condesa de Valois, el viernes 13 de octubre de 1307, Jacques de Molay junto a los templarios que le acompañaban, fueron capturados y llevados a la Santa Inquisición para ser juzgados y condenados por supuestos crímenes en contra de la fe cristiana. Por ello, fueron arrestados y encarcelados acusados de utilizar artes oscuras

En noviembre, a su vez, se redactó la bula «Pastoralis Praemeninciae», en la que se ordenaba a todos los príncipes cristianos arrestar a los templarios. Curiosamente, apenas un año antes el mandamás de la orden había arribado a la capital de Francia tras combatir en Tierra Santa con 150.000 florines de oro y 10 mulas cargadas de plataClemente V ordenó entonces arrestar a todos los templarios y poner todos sus bienes bajo dominio de la Iglesia, algo que el rey no aceptó, así que amenazó al Papa y éste no pudo hacer otra cosa que aceptar.

Entre las acusaciones se encontraban renegar de Jesús, adorar a otros ídolos, escupir en la cruz y la sodomía. Todas estas acusaciones fueron generadas por Esquieu de Floyran, que aseguraba haber compartido celda con un templario y que éste le había contado todos los secretos de la orden. Gracias a la tortura llevaba a cabo por la Inquisición, se obtuvieron las confesiones de los acusados que, para evitar la muerte, afirmaron todo aquello de lo que se les acusaba.

Jacques de Molay
Jacques de Molay
Interrogatorio de Jacques de Molay
Interrogatorio de Jacques de Molay

El proceso …

Hubieron muchas protestas en tierras cristianas por la detención de los Templarios, y ello provocó que el el Papa organizase, por medio de la bula Faciens Misericordiam, aprobada el 12 de agosto de 1308, unas comisiones para escuchar a los templarios. El proceso daría comienzo el 12 de abril del año siguiente en París.

Todos los caballeros, libres de las torturas a las que habían sido sometidos, desmintieron todas y cada una de las confesiones que habían realizado. El rey, viendo que su versión peligraba, recurrió a sus influencias para lograr organizar un concilio ecuménico, el concilio de Sens, anunciado por la bula Regnan in Coelis.

Se inició en el mes de abril de 1310. Poco a poco se fue ejecutando en la hoguera a los templarios bajo las órdenes del monarca a pesar de que en algunos casos no existían sentencias definitivas. Para aumentar el sufrimiento, se escogió un tipo de leño que ardía más lento. Durante el suplicio los condenados clamaban por su inocencia y se acogían a Dios.

En octubre de 1311 comenzó en Vienne (Francia) el concilio convocado por Clemente V para decidir el futuro de la orden. Allí se expuso que la culpabilidad de algunos templarios, aun manifiesta, no implicaba la de la orden en su conjunto. Tampoco pudo probarse que el Temple profesara doctrina herética alguna o que sus reglas fueran secretas o distintas de las oficiales. Pese a ello, y a que la mayoría de los delegados eran favorables al mantenimiento de la orden, el papa tomó una decisión salomónica en su bula: no la condenó, pero la disolvió.

Esta injusticia contra la Orden del Temple no fue la única perpetrada por la Inquisición gala. Según desvela Jesús Ávila Granados en su obra «La mitología templaria», un total de 638 caballeros de esta congregación fueron «interrogados, torturados, o quemados vivos por la comisión pontificia durante los procesos inquisitoriales de acoso a la orden». No en vano, el 22 de febrero de 1312 (tras el concilio de Vienne) el grupo fue suspendido y la mayor parte de sus bienes transferidos al Papado y al Rey Franco´.

«Ciento cuarenta interrogatorios en París (octubre-noviembre de 1307), más setenta y dos testigos oídos en la Curia (junio de 1308), más quinientos noventa y cinco reunidos en París (marzo de 1310), más trece interrogatorios en Caen, más cuarenta y cinco en Cahors, más seis en Carcasona, más siete en Bigorre, más sesenta y ocho en Clermont (junio de 1309), suman un total de novecientos cuarenta y seis, en todo el Proceso.

Y todo ello, con la complicidad del Papa Clemente V. «El Pontífice suprimió la orden sin pronunciar una sentencia, y durante el citado concilio el Papa pidió públicamente que fuese declarado en las actas que el proceso no había aportado pruebas concluyentes de herejía contra estos caballeros».

Por la bula “Ad providam”, el 2 de mayo de 1312, Clemente V otorgó los bienes de la extinta orden a los caballeros de San Juan de Jerusalén, es decir los Hospitalarios, pero no pudo evitar la depredación por parte de Felipe el Hermoso, quien no sólo no devolvió el dinero que debía al Temple, alegando que cánones prohibían pagar deudas a los herejes, sino que se presentó cínicamente como acreedor de grandes sumas, por lo que los Sanjuanistas hubieron de entregarle 200.000 libras tornesas.

Ejecución de Jacques de Molay

El día 6 de ese mes, el Papa dictó bulas para que los “reconciliados y arrepentidos” serían confinados en monasterios y condenados a cadena perpetua. A los cuatro máximos dirigentes del Temple se les reservaba otro juicio más severo, que se celebró el 18 de marzo de 1314.

En esa fecha, fueron colocados Jacobo de Molay (maestre) Godofredo de Charney (maestre en Normandía), Hugo de Peraud (visitador de Francia) y Godofredo de Goneville (maestre de Aquitania) encima de un patíbulo alzado delante de Notre-Dame, donde se les comunicó la pena de cadena perpetua. Pero cuando estaba dando comienzo la ceremonia, y mientras los delegados pontificios leían los crímenes y herejías, los máximos representantes de la Orden, los cuales ya llevaban siete años en prisión, se adelantaron para dirigirse abiertamente a las gentes de París, y fue Jacques de Molay el que exclamó: “¡Nos consideramos culpables, pero no de los delitos que se nos imputan, sino de nuestra cobardía al haber cometido la infamia de traicionar al Temple por salvar nuestras miserables vidas!”

Así habló el último maestre del Temple, con voz alta y firme, ante los cardenales, frente a los representantes del rey y delante de las gentes. Los “arrepentidos” habían dado un vuelco total a la situación. Todo París no hablaba de otra cosa y se había provocado un escándalo que no podía ser tolerado. Incluso se temió el estallido de un motín.

Según se cuenta, antes de ser consumido por las llamas, Jacques de Molay convocó al Rey y al Papa ante el tribunal de Dios. Maldijo al rey Felipe IV de Francia, a sus descendientes, al papa Clemente V, y a todos los que apoyaron su muerte. De Molay dijo que en el siguiente año y un día, Clemente V y Felipe IV morirían. También dijo que la línea de sucesión de Felipe IV no reinaría más en Francia.  Sus palabras fueron:

  • “Dios conoce que se nos ha traído al umbral de la muerte con gran injusticia. No tardará en venir una inmensa calamidad para aquellos que nos han condenado sin respetar la auténtica justicia. Dios se encargará de tomar represalias por nuestra muerte. Yo pereceré con esta seguridad”.

Sucedió como deseaba el infortunado, y el primero en morir fue el papa Clemente V. Le sobrevino una grave enfermedad y murió el 20 de abril de 1314. Poco después del Papa, Felipe IV murió de un derrame cerebral durante un día de caza. Una muerte trágica también fue también el destino de todos los sucesores del rey. Entre 1314 y 1328 murieron tres hijos y nietos del rey francés. A los catorce años de la muerte de De Molay la Dinastía de los Capetos ya no existía -después de 300 años-.

Pergamino de Chinon

En septiembre de 2001, Barbara Frale, una paleógrafa italiana de los Archivos Secretos Vaticanos descubrió un documento conocido como el Pergamino de Chinon. Este documento, afirma que en 1308 el Papa Clemente V absolvió a Jacques De Molay y al resto de los caballeros templarios de los cargos presentados por la Inquisición. Seis años más tarde, el Vaticano publicó el documento en una edición limitada de 800 ejemplares.

En junio de 2011, el Papa Benedicto XVI se disculpó por el asesinato de De Molay y reconoció que fue víctima de falsas acusaciones. Ocho siglos después de la tragedia, el Vaticano admitió que el Papa había apoyado los asesinatos, aunque los templarios no eran culpables.

 

Pergamino de Chinon

Grandes Maestres de la Orden del Temple

I

II

III

IV

V

VI

VII

VIII

Grandes Maestres de la Orden del Temple

Cruz Templaria
Cruz Templaria

IX

X

XI

XII

XIII

XIV

XV

XVI

XVII

XVIII

IXX

XX

XXI

XXII

XXIII

Templarios y Francmasonería

Templarios y Masones
Templarios y Masones

Templarios y Francmasonería

El origen de la masonería no está claro ya que cada autor/historiador posee su propia creencia en base a la falta de documentación clara sobre el origen exacto de la Orden.

Los autores que hacen descender la masonería de los Templarios, le dan por fundadores a los caballeros que habiendo logrado salvarse de Francia en 1307, se refugiaron en las Altas Tierras de Escocia (Highlands) , en donde fueron bien acogidos por el rey Robert the Bruce.

Hasta el momento, dicha hipótesis no se ha podido demostrar históricamente, aunque crónicas medievales tanto escocesas como inglesas afirman que 432 templarios participaron junto al rey Robert I en la trascendental batalla de Bannockburn.

El Rito Masónico Templario es probablemente el rito más enigmático de toda la Francmasonería, puesto que a diferencia del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, el Rito de York y toda la gama de ritos masónicos existentes, el Rito Masónico Templario alude a su herencia templaría desde los grados azules.

Está considerado como el máximo legado de la Orden del Temple a la Francmasonería universal, y algunos historiadores afirman que éste pudo ser el primero de todos los ritos masónicos, el cual se fue degenerando hasta conformar el R.·.E.·.A.·. y A.·., el Rito de York, el Rito Francés, etc.

Rito masónico Templario
Knight Templar

El Rito Masónico Templario consta de 13 grados, tres azules y diez filosóficos:

1. Aprendiz de Masón
2. Compañero Masón
3. Maestro Masón
4. Sublime Maestro e Íntimo Asistente Real
5. Director de Templos y Justiciero Hebreo
6. Gran Maestro Arquitecto
7. Arco Real
8. Soberano Príncipe Rosa-Cruz
9. Noaquita
10. Príncipe del Tabernáculo
11. Caballero de la Serpiente de Bronce y Soberano Gran Comendador delTemplo
12. Caballero Kadosh
13. Caballero Templario

Se sabe que los Francmasones que alcanzan el máximo grado del Rito Masónico Templario pueden llegar a adquirir un nuevo estatus, por así decirlo, ya que son candidatos para conformar una Orden de caballería completamente jerárquica y secreta, la cual es conocida como la Orden de los Caballeros Templarios (considerada como la misma que fundó Hugues de Payen).

Más Informción en web  …

Comentarios de Catherina (CCC).

A destacar:

  • Conviene poner de relieve que no existe ninguna lista oficial o definitiva de los Grandes Maestres de la Orden del Temple. Ninguna relación de esta clase ha llegado hasta nuestros días. Los archivos del propio Temple fueron destruidos o desaparecidos y la recopilación de Grandes Maestres más antigua que se conoce hoy en día data de 1342, es decir, treinta años después de la supresión de la Orden y 225 años después de su fundación.