Espadas de Virtud - Otger Cataló Gotland
Espadas de Virtud
Espadas de Virtud - Otger Cataló Gotland

Espadas de Virtud

Según la tradición, los poseedores de estas armas no podían ser muertos ni vencidos en la lucha. Su uso estaba prohibido en los combates judiciales, donde los contendientes debían comparecer en igualdad de condiciones, y sólo era permitido en la guerra.

La palabra virtud otorgaba a la espada una condición sobrenatural, un valor de maravilla, prodigio o milagro que no provenía de ningún fenómeno cristiano. Un arma maravillosa lo era por razón de haber sido forjada en condiciones astrológicas propicias, bajo la influencia astral de una determinada constelación (“espases constil•lades”), es decir de espadas forjadas bajo una conjunción astrológica determinada por un buen maestro herrero.

En cuanto a la espada, existen ciertas contradicciones entre los historiadores. En Hispania, sólo existían cinco espadas de virtud, citadas en el testamento de Pedro el Ceremonioso (1.370): “Quinque ense quorum unis vocatur Sancti Martini, alius Vilardell, alius Tison te … alius Triveta, alius Clarita” (Riquer 2000)…

¿Eran 5 o sólo una con distintos nombres? …

 

Espada de Vilardell

“Vilardella” / Espada de Sant Martí / “Tisó”

La espada de Vilardell es una de las espadas de virtud más famosas de Cataluña, tal y como refleja Martín de Riquer en su libro Leyendas históricas catalanas. Es tal vez la leyenda muy potente del imaginario catalán, equivalente a la famosa espada Excalibur de la leyenda del Rey Arturo.

Esta espada tiene una historia gloriosa debida al mito que haría invencible su poseedor y está vinculada a la dinastía condal catalana. Estuvo en poder de los condes d’Urgell y Barcelona y de los monarcas catalanes durante mucho siglos

Se la relaciona con el legendario Otger Cataló y el juramento de fidelidad con los 9 Barones de la Fama ante la Virgen Negra de Montgrony. Otger la habría  legado a  sus descendientes y  habría llegado a Wifredo el Velloso y éste a sus sucesores, hasta Jaume II de Urgell (“el Desafortunado”). También es una de las cinco que se menciona en el testamento de Pedro “el Ceremonioso”, fechado el 14 de mayo de 1370. 

Espadas de Virtud - "Vilardella" Otger Cataló Gotland
Espadas de Virtud - "Vilardella" Otger Cataló Gotland


Turó “El Tron de l’Espasa” (Montserrat)

La leyenda que explica el origen del nombre Cataluña dice que Otger Cataló  vivía en la montaña de Montserrat y un día salió de caza con su perro y se encontró con un jabalí que huía. Como no tuvo tiempo de coger la lanza, probó de matarlo con la espada, pero no tocó el animal y, del impacto, la espada se clavó en una roca

Otger no pudo extraer la espada de la roca de ningun modo. De hecho tardó seis días en conseguirlo, entre el Jueves Lardero y Miércoles de Ceniza. Durante estos días prohibió la caza en su territorio. Este cerro recuerda la leyenda y el punto donde sucedió.

La espada “Tisó” – Referencias:

La espada “Tisó” es la antigua espada de los primeros condes de Urgell, con una hoja de 0,785 m de largo por 0,045 m de ancho. Posteriormente pasó a formar parte de la Armería Real de los Reyes del Casal de Barcelona.

La primera mención histórica de la espada, es una sentencia de Jaume I (Montpellier, 1208-Alcira, 1276), en 1274, sobre un duelo que había tenido poco antes entre Bernat de Centelles y Bernat de Cabrera.

Aunque había vencido el primero, Arnau de Cabrera, pidió que fuera anulado con el argumento de que Bernat de Centelles había usado la espada de Vilardell, que entre otras muchas virtudes, tiene la de impedir que fuera vencido el que la llevaba en el combate. El rey dio la razón a Cabrera, basándose en que se había usado un arma de virtud según el príncipio jurídico nullus sucumbe velo illum in bello detulerit  (quien ha llevado un arma con virtudes especiales durante un conflicto no puede perder).

Pere el Ceremonioso (València, 1240 – Vilafranca del Penedès, 1285), hijo de Jaume I, hacía tiempo que quería la espada, habiendo incluso ofrecido por ella cuatro sueldos barceloneses sin que el propietario la quisiera vender; posteriormente es posible que la consiguiera ya cuatro meses después de su muerte, su hijo Alfons el Benigno, pagaba a Berenguer de Vilardell los dos-mil treinta sueldos barceloneses que todavía faltaban para pagar la espada. Reinando Jaume II su hijo Alfonso IV de Aragónel Benigno, de la Corona Catalano-aragonesa, la empuñaba en la victoria de Batalla de Lucocisterna (Cerdenya).

Posteriormente también la mencionó Francesc Eiximenis en su libro “Dotzè del Crestià” [1385-1392]. Se trata de una referencia, muy sintética, en la que nos habla de una “gran serpiente” (o dragón) muerta a manos de un “famoso caballero”, Soler de Vilardell. El hecho de que no se extienda más en las explicaciones hace pensar que era una leyenda bastante popular y bien sabida. (Leyenda de Sant Celoni)

Cantar del Mío Cid
Cantar del Mío Cid

“Tisó” / “Tizona”

La Tizona o Tizón es una de las espadas (junto a la Colada) que la tradición o la literatura atribuye al Cid Campeador. Según el Cantar de mio Cid, compuesto hacia 1200, la Tizón en teoría pertenecía al rey Búcar de Marruecos y el Cid se la ganó en Valencia. 

Por otra parte, según el Cantar del Mio Cid, cuando Rodrigo Díaz de Vivar derrotó por dos veces al conde de Barcelona Berenguer Ramón II (Almenar el 1082 y a Tévar 1090, cerca de Morella) y le cogió una espada llamada Colada.

La leyenda castellana cuenta que “El Cid” regaló esta espada y la Colada a sus futuros yernos, Diego de Carrión y Fernando de Carrión, pero después de la afrenta de Corpes, Díaz de Vivar les exigió la devolución de los regalos.  Según el Cantar de mio Cid, los hermanos Carrión eran infantes, lo cual es históricamente falso.

Ha sido demostrado que esos no fueron sus nombres verdaderos y pidieron casarse con las dos hijas del Cid, doña Elvira y doña Sol (cuyo nombres tampoco eran esos, sino seguramente Cristina y María); el rey Alfonso VI les dio su venia, aunque el padre Rodrigo Díaz de Vivar recelaba de los mismos. Aparecen caracterizados como absolutamente viles, cobardes y siniestros, cuchicheando siempre entre ellos y absolutamente despojados de toda virtud.

“El Cid” antes de morir la cedió a su hija María Díaz de Vivar, futura esposa de Ramón Berenguer III, que la recibió en dote por su boda. Ramón Berenguer III (Rodez, 1082 – Barcelona, 1131), llamado el Grande, fue conde de Barcelona y Gerona tras suceder a su padre Ramón Berenguer II, así como conde de Osona, Provenza y Cerdaña.

Ramón Berenguer III, la tuvo siempre y son abundantes las referencias a documentos donde se habla, incluyendo el Llibre dels feits (Libro de los Hechos) de Jaime el Conquistador que dice usarla en una de las batallas donde participó durante la conquista del Reino de Valencia, en el sitio de Borriana de 1233, donde la llevó desde la armería del castillo de Monzón:

  • «… habíamos nos auyta una espada de Monzón que había nombre Tisó, que era muy buena y aventurosa a los que la llevaban, y queramos más levantar que la lanza …»
    – Jaime el Conquistador, Llibre dels feits (Libro de los Hechos)
 

Pedro el Ceremonioso vuelve a hablar de la “Tisó” junto con la Espada de Sant Martí y, en su testamento de 1370, nos dice que estaba en la Armería Real:

  • «… te quinque ense quorum unus vocatur Sancti Martini alius de Vilardell alius Tison …»

Más tarde hubo una común opinión que identificaba la espada de Jaime I de Aragón el Conquistador, llamada Tisó, con la que se atribuye en el cantar de gesta al héroe castellano. En el Llibre dels feyts (autobiografía del rey aragonés), se menciona con detalle aspectos de la Tisó, y confirma que la “Tisó de los reyes de Aragón” procedía de Ramón Berenguer I, que poseía esta espada hacia 1020.

Hay algunas versiones que dicen que la llevó el rey Martí l’Humà o l’Eclesiàstic / Martín I de Aragón (Perpinyà, 29 de julio de 1356-Barcelona, 31 de mayo de 1410) el día de su coronación en el palacio de la Alfajería de Zaragoza, como era tradición de los Reyes de Aragón desde Pedro II “el Católico”. Martí es el último rey, por línea directa, del Casal de Barcelona. Con su muerte se convocó el Compromiso de Caspe de 1412, en el que se eligió para sucederle a Fernando I, llamado el de Antequera, de dinastía bastarda.

A la muerte de Martín el Humano, la espada quedó en manos de Margarita de Prades, su viuda, y, al morir, sus bienes fueron subastados. La espada fue adquirida por Bernart Savila, que la entregó a la cofradía de algodoneros de Barcelona. Fue descrita en un breve artículo en 1889 por F. Barado, siendo el primero que afirmó que la llevó el rey Martín el Humano en su coronación y que en ese año pasó a Francia, donde está actualmenete en el Museo de la Armée en París.

Comentarios de Catherina (CCC).

A destacar: